La temperatura y su influencia en la cata del vino
La temperatura a la que se sirve un vino influye directamente sobre la expresión organoleptica del mismo. Es decir que, dependiendo de la temperatura a la que se sirva un vino, este desarrollará más o menos aromas y tendrá una percepción diferente en boca (principalmente táctil) y en muchos de los casos no será la más placentera, entonces...
¿Por qué es importante servir el vino a la temperatura ideal?
Sabemos de antemano que los blancos se sirven fríos y los tintos a temperatura ambiente, pero no es la misma temperatura ambiente en Francia que en las islas caribeñas, por citar un ejemplo. Por esta razón es importante tener una guía que nos indique a qué temperatura se expresa mejor el vino como la que te presentamos a continuación:
Ahora, la pregunta sería: ¿Qué pasa si se sirve un vino o muy caliente o muy frío?
En general, el vino no se expresará de manera idónea y para explicarlo, describiremos algunos casos.
La temperatura muy alta o caliente:
Cuando los vinos blancos son servidos calientes, la acidez y frescura del vino se pierde. Los aromas frutales se escapan rápido y prevalecen los aromas terciarios (madera, frutos secos). El alcohol se percibe más cálido en paladar. Estas consecuencias resultan en un vino desequilibrado.
En el caso de los vinos espumosos, el gas se escapa más rápido y se vuelve agresivo en paladar, restándole frescura y volviendolo pesado y tosco.
Si el caso es un vino tinto, de la misma forma, el alcohol será más agresivo en boca, y prevalecen los aromas amaderados, pero los taninos se perciben menos rugosos.
La temperatura de servicio es muy baja o fría:
Los vinos blancos serán beneficiados por la acidez y frescura. Los aromas terciarios serán inhibidos prevaleciendo los aromas frutales.
Los vinos espumosos esconderán los aromas de crianza de un champagne millesimé, por ejemplo.
Los vinos tintos, al igual que con los blancos, la acidez se percibe más, el alcohol se percibe menos y los taninos se sienten agresivos y astringentes, además, los aromas afrutados serán más intensos y se ocultan los aromas de crianza.
Si queremos disfrutar un vino al máximo, entonces debemos hacer caso a la guía de temperaturas de servicio del vino, no obstante cada persona es libre de beber el vino a la temperatura que más le plazca.
En resumen:
A mayor temperatura:
Vino Blanco
1. Los aromas frutales son menos perceptibles
2. La acidez se siente menos en el paladar.
3. El alcohol es más cálido en boca.
4. Pierde frescura en términos generales.
Vino Tinto
1. Los aromas de frutas se ven sustituidos por la presencia del alcohol.
2. Los aromas terciarios son más presentes.
3. Los taninos se sienten menos rugosos
A menor temperatura:
Vino Blanco
1. Los aromas frutales son más perceptibles
2. La acidez se siente más fresca en el paladar.
3. El alcohol es menos perceptible en boca.
4. Los aromas de crianza se esconden.
Vino Tinto
1. Los aromas de frutas son más perceptibles que los de crianza.
2. El alcohol se percibe menos.
3. Los taninos se sienten mucho más rugosos y agresivos.
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